El cielo está superpoblado
Señor Director del Universo, creador del espacio-tiempo y su contenido.
Por medio de este mensaje, sus más fieles
detractores y sus devotos servidores ante Usted se inclinan, reconociendo su
poder supremo y absoluto, solicitando su urgente presencia en nuestros dominios
con el fin de asistirnos en el problema que nos ocupa y pasamos a relatar:
EL CIELO ESTÁ SUPERPOBLADO.
Luego de la hecatombe planetaria del 2012, ya
no entra ni un alfiler. Al vernos desbordados, hemos enviado al Ángel de la
muerte a devolver vidas. No nos ha quedado otra opción. Cuando alguien está en
su lecho a punto de venir, el Ángel de la muerte le flota encima, acercando su
espantoso rostro al del moribundo, y solamente lo mira con expresión de furia.
El moribundo se lleva tal susto, que se le quitan todas las ganas de morirse en
un santiamén, y se queda más vivito que nunca en su vida. Hemos ejecutado este
plan sin su autorización, y le rogamos nos disculpe, pero sucede que, hasta la
fecha, no hemos logrado contactarlo.
Esta situación ha generado una colaboración
sin precedentes entre los habitantes del Más Allá. Cielo e Infierno unidos por
una causa común: coexistir en una digna mortandad, sin hacinamiento. Hemos
firmado (nuevamente sin su consentimiento, esperando que nos sepa disculpar) un
convenio con el Infierno, que también se está viendo afectado por esta
problemática. En principio, enviamos la mayor cantidad de almas posibles al
purgatorio, sin distinción de méritos y antecedentes, a esperar la resolución
de un destino definitivo en un lapso incierto que bien podría ser eterno.
Imagine, Señor, la cantidad de notas de queja que ambos dirigentes hemos tenido
que responder con excusas y mentiras (nuevamente desde el Cielo nos disculpamos
por tan terrible pecado que, confiamos, Usted sabrá perdonar en su infinita
misericordia).
El convenio entre Cielo e Infierno ha
resultado ser una estrategia satisfactoria y sumamente positiva para la
evolución. La integración de Bien y Mal ha echado por tierra nuestros
prejuicios al respecto y apostamos a una Nueva Era de inclusividad. Además, nos
resulta absolutamente necesaria la medida, pues cuando llegan más almas al
Cielo, y estamos completos, chequeamos los cupos disponibles en el Infierno y
las mandamos para allá. Ellos también hacen lo propio gracias al convenio de
solidaridad entre ambos planos.
Si usted se diera una vueltecita por sus
dominios quedaría atónito... El sonido celestial de las arpas se mezcla con los
rugidos estridentes del Rock Metal, en una fusión extraordinaria. Alabanzas al
Demonio junto a plegarias Divinas generan un murmullo de lo lindo. Alaridos y
guitarras eléctricas van al son de las trompetas, junto a la infaltable plaga
de ritmos caribeños con dos notas musicales que se repiten sin cesar y hasta el
infinito.
Le confieso, Señorito nuestro, que, en el
Cielo, el don de escuchar se ha convertido en estigma, y el orín corrompe a la pobre
polilla.
Por su parte, desde el Infierno, no escasean
las quejas que nos reportan sobre almas evangelizadoras que andan entre las
llamas predicando a los pecadores (que están muy felices nadando en el fuego).
Otras, andan molestando a aquellos ocupados en prácticas carnales. Para
cohibirlos y lograr que desistan de tan sucias actividades, se los quedan
mirando, los señalan con el dedo y tocan la trompeta al ritmo de sus
movimientos sexuales. Hemos recibido notas de los habitantes del Infierno en
las que nos exhortan a llevarnos a dichos extranjeros. Creemos en la validez de
sus argumentos, que reproducimos textualmente para su mejor comprensión:
“Para desmotivarnos, estos puritanos
molestos se nos quedan mirando con cara de decoro y santidad. Nos dicen que el
placer de la carne es pecado. Nosotros les contestamos con una verdad innegable
que nadie nos puede discutir: ´ ¡Ya no tenemos carne! ´. Y si la tuviéramos, ya
estaría rostizada, así que déjennos seguir con las prácticas de nuestras
fantasías carnales que, en definitiva, por carecer de carne solo quedan en la
fantasía. Vayan a encontrar algún placer pa´ rostizar porque, les contamos,
¡están en el Infierno! ¡Se la bancan!”
En el Purgatorio la diversidad es aún mayor,
aunque no puede distinguirse porque están todos apretujados hablando, alabando,
maldiciendo, predicando, jadeando y cantando a la vez.
Actualmente, intentamos aumentar la tasa de
vitalidad con el fin de que unos cuantos se larguen al otro lado. El asunto es
que la fila es larga y los cupos son escasos. Casi no queda lugar donde reencarnar
en el Planeta Tierra porque está todo destrozado. En breve iniciaremos las
reuniones para planificar la colonización de Marte, con la colaboración de
nuestro amigo experto, Cristóbal Colón, que todavía tenemos esperando en el
Purgatorio. Extraoficialmente le informamos que, por intereses obvios, él
encabeza la lista para reencarnar con todas las condiciones dadas para
desempeñarse en la NASA. Pedimos disculpas anticipadas si ejecutamos este nuevo
plan sin su consentimiento, ya que, hasta el momento, no ha mandado ni una
pequeña señal de su bendita presencia.
Elevando esta carta, oramos todos a usted, altísimo, los del piso de abajo y los de arriba, para que por favor se apersone o mande a su fiel secretario, el Señor Jesucristo, y nos conceda otros dominios para mandar a los muertos, o que ordene tocar las trompetas del juicio final para que todos resuciten nuevamente y nos hagan un poco de espacio. Y si no es mucho pedir, solicitamos se les otorgue vida eterna, así les será imposible seguir matándose y viniendo para acá a continuar con sus estúpidas peleas. Lo cierto, Señor, es que está muy linda la inclusividad, pero NO LOS AGUANTAMOS MÁS.
Atentamente, Amén.
Arcángel Gabriel, Mensajero del Cielo, junto a su reciente colaborador,
Lucifer, Príncipe de las Tinieblas.
Estimado Arcángel Gabriel y... ¿colaborador? Lucifer.
Estoy de vacaciones en China. Vuelvo en el
2020 con la corona bien puesta. Aguarden hasta la nueva fecha del Juicio Final.
Recuerden a mi hijo, que llevó la cruz con dignidad sin quejarse y que ahora
está a mi diestra tomando un Baijiu, con todo el derecho que lo asiste de tener
un merecido descanso.
Atte.
Dios, El Creador.
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